El aprendizaje de capacidades digitales es el elemento que potenciará la industria 4.0

Formación 04/10/2023

La nueva revolución tecnológica está haciendo que todo cambie muy rápido. Y estos cambios cada vez se suceden a mayor velocidad en el entorno empresarial. No sólo hay que tener capacidades digitales sino saber qué tecnologías de las que están dentro del ecosistema de la industria 4.0, como el big data o la inteligencia artificial, son útiles para los procesos productivos de la empresa y cuáles van a contribuir a cumplir con sus objetivos. Hoy en día la formación continua es imprescindible en este ámbito y el desarrollo de capacidades digitales es el factor que tiene más potencial de transformar un sector industrial. Pero la formación también ha evolucionado.

Actualmente es necesario tener en cuenta tres aspectos a la hora de incorporarla al funcionamiento de la compañía.

En primer lugar, es necesario formar a los empleados en contenidos especializados teniendo en cuenta las áreas en las que se va a integrar, como puede ser la de seguridad, sostenibilidad o control de calidad. Según un informe de Verizon de 2022, en más del 80% de las brechas de seguridad interviene el factor humano, por lo que la formación puede ser la mejor herramienta para dar la vuelta a la estadística.

También hay que tener en cuenta las nuevas metodologías de enseñanza, como la realidad virtual o los gemelos digitales. Lejos quedan ya los tiempos en que a los operarios primero se les impartía la teoría y luego trabajaban a la sombra de un operario experto hasta que tenían suficiente experiencia para hacerlo solos. Hoy en día, los entornos virtuales miden la evolución del empleado durante todo su proceso formativo en un entorno seguro. Lo que permite enseñarles sobre la misma máquina con la que van a trabajar, pero en versión digital. Otra ventaja que aporta este sistema es que se reducen los tiempos de formación y se facilita que el aprendizaje sea multidisciplinar, pudiendo acceder al contenido en la nube desde cualquier lugar. Y también dota al trabajador de responsabilidades, haciéndole participe de su desarrollo profesional.

Y finalmente hay que medir los resultados de la formación para asegurar que son efectivas y que cumplen las futuras necesidades formativas del empleado, adaptándolas a su desempeño. Lo que supondrá para la compañía una inversión con un retorno y no un gasto.

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